miércoles, 28 de septiembre de 2011

UNA VICTIMA MAS.


El Pentágono es la sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. El edificio tiene forma de pentágono, y trabajan aproximadamente 23.000 empleados militares y civiles, y cerca de 3.000 de personal de apoyo, situado en el Condado de Arlington, Virginia. Tiene cinco pisos y cada piso tiene cinco corredores. La construcción de El Pentágono comenzó el 11 de septiembre de 1941 (curiosamente sesenta años antes de su ataque) fue inaugurado el 15 de enero de 1943 y continúa siendo el edificio de oficinas más grande del mundo.
Fue construido en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, ya fue pensado como el edificio de oficinas más eficiente del mundo. Aunque hay 28,16 km de corredores, sólo se requieren siete minutos para caminar entre dos puntos cualesquiera del edificio.[cita requerida]
La plaza central del Pentágono es el área "sin saludo, sin gorra" (donde las gorras no son obligatorias y no se requieren saludos) más grande del mundo. Le llaman informalmente la "zona cero" (ground zero).
Fue construido con 680.000 t de arena y grava dragada del cercano Río Potomac que fueron utilizadas en 332.601 m³ de hormigón que se moldearon en la forma del pentágono. Se usó muy poco acero en su diseño debido a las necesidades del esfuerzo de guerra.
Como parte de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el vuelo 77 de American Airlines chocó contra el edificio causando daños significativos a la infraestructura. Para ver fotografías y gráficos mostrando el daño del impacto ver esta sesión informativa. Los primeros trabajadores cuyas oficinas fueron destruidas o dañadas en el ataque comenzaron a volver a sus puestos el 15 de agosto de 2002.
El Pentágono posee entre 700 y 800 bases en 63 países, con una extensión total de 120.191 kilómetros cuadrados.1
Las estadísticas de 2006 muestran que el Ejército controla la mayor parte de las propiedades del Departamento de Defensa (52%), Fuerza Aérea (33%), Cuerpo de Infantería de Marina (8%) y la Armada (7%) ocupan los últimos lugares.2

El Pentágono incluye el doble de baños necesarios, debido a que al momento de la construcción existía una ley que exigía la existencia de un baño para blancos y otro para negros.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

EL TIEMPO PASA PERO EL RECUERDO SIEMPRE ESTARÁ LATENTE.


Hoy, 10 años después del atentado terrorista que el 11 de septiembre de 2001 destruyó las emblemáticas torres gemelas del “World Trade Center”, el hecho está siendo recordado de muchas maneras. Un de ellas, tal vez no la más común pero sin duda la más fructífera, consiste en reflexionar sobre las causas y consecuencias de lo que se puede calificar como el acto inaugural del siglo XXI.
Una somera aproximación desde ese punto de vista puede dar la impresión de que no caben dudas al respecto. Diez años durante los que no se produjo un atentado de similar magnitud, fue neutralizada la red Al Qaeda. Estados Unidos llega con el cadáver de Osama Bin Laden como un elocuente trofeo de guerra, darían la impresión de que hubo un claro vencedor ---EEUU y el sistema económico, político y cultural que representa y encabeza-- y un claro derrotado, el fundamentalismo islámico.
Sin embargo, se trata de un complejo balance si, por un lado, se busca, y no es difícil hallar, algunos vínculos entre la calamitosa situación económica, política y social que sufre Estados Unidos y Europa, y la era que se inauguró el 11 de septiembre de 2001.

En lo económico, porque la “guerra contra el terrorismo” del presidente George W. Bush el mismo día de los atentados es de lejos la principal causa de la debacle de la economía estadounidense. Es tan astronómica la cantidad de dinero destinada a financiar los gastos bélicos y sus “efectos colaterales” que hasta las más pesimistas previsiones se quedaron cortas y ahora, a la luz de los resultados arrojados por los últimos 10 años, no hay quién se atreva a justificar la manera como el Gobierno estadounidense reaccionó ante los ataques de los que fue víctima.
En lo político, el balance no es claro. El miedo a que se repita un atentado similar doblegó los ánimos de la sociedad estadounidense y en aras de la seguridad se sacrificó en gran medida la libertad. Un estado policíaco cuyos excesos son socialmente aceptados o por lo menos tolerados, unos derechos civiles recortados son, por lo menos parcialmente, un trofeo para el terrorismo que consiste precisamente en imponer a sus víctimas, consciente o inconscientemente, la lógica del terror. Pero, por el otro lado, recorre en los países del medio oriente una ola democratizadora que echa por la borda la presunción de que el islamismo radical era mayoritario en esa región.
Pero, además, confrontamos un mundo más pobre, más inseguro, menos tolerante ante lo diferente; guerras que nadie sabe cómo terminar; una creciente desconfianza ante el futuro y una crisis económica que hace remecer los cimientos del actual orden internacional.
Felizmente, hay también motivos para la esperanza. Y no parece casual –es de esperar que no lo sea—que las rebeliones juveniles que simultáneamente se producen en el mundo islámico como en el occidental tengan en común un severo cuestionamiento a los factores que confluyeron para producir la situación actual, y sentar las bases para avizorar un mundo más justo.

Información tomada de:

jueves, 8 de septiembre de 2011

EL IMPACTO GLOBAL QUE CAUSÓ UN NUEVO INICIO PARA USA.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (comúnmente denominados como 11-S en España y Latinoamérica; 9/11 en el mundo anglosajón), fueron una serie de atentados terroristas suicidas cometidos aquel día en los Estados Unidos por miembros de la red yihadista Al Qaeda mediante el secuestro de aviones de línea para ser impactados contra varios objetivos y que causaron la muerte a cerca de 3000 personas y heridas a otras 6000, así como la destrucción del entorno del World Trade Center en Nueva York y graves daños en el Pentágono en el Estado de Virginia, siendo el episodio que precedería a la guerra de Afganistán y a la adopción por el gobierno estadounidense y aliados de la política denominada de Guerra contra el terrorismo.


Tomado de: